lunes, 5 de marzo de 2007

Trabajo de Juliane


Probablemente Drácula sea Limeño.


Crónica de un musical



Las expectativas son muchas cuando llegas a otro país, aunque se maneje el mismo código, salvo por algunas variaciones en el acento, nuevas palabras y significados, te hacen recordar que estas de visita y que aun así nos acostumbremos, le pertenecemos a Machu Picchu, al ceviche y al pisco sour.
El encontrarse con cada árbol caminando por las calles, es impresionante en la Argentina. Las innumerables heladerías y pizzerías que ocupan la gran ciudad de Buenos Aires, las palomas atrás o delante de uno, el vino seco, el famoso asado, el cuero y el único tango, son notables detalles, así como el desarrollo del arte. La dedicación, el gusto, que te engancha para siempre, cuando se empieza a querer conocer esta ciudad.

Los aplausos eran inquebrables, el entusiasmo de la gente mezclándose con mi entusiasmo. El teatro de hace vivir. Drácula el musical, ya había tomado mi atención, cuando me quede parada en plena Av. Corrientes, leyendo una publicidad; “Pepe Cibrían y Angel Malher, en Drácula el musical. Teatro Opera”.
La imagen era inquietante y, tenia algo que jamás hubiese pasado desapercibido por mi; un piano.
Dafna, mi amiga que vino a vivir del todo al Argentina hace tres años, tenia muchas ganas de llevarme a pasear, para esos días ya había conocido el pintoresco lugar de Caminito en la Boca, Puerto Madero, La plaza dos de Mayo, La plaza Francia, el Museo de Bellas Artes y la calle Florida que es muy parecida al Jirón de la Unión en Lima.

La idea rodeaba mi cabeza. Quería estar allí, quería conocer el teatro, solo quería eso. Dafna me llamo al día siguiente. “estaba pensando…ya te llevaron a los lugares que quería llevarte al teatro, no se, si te ira a gustar, como en Perú hay poco de eso, quería llevarte a ver algo nuevo”. Solo había una respuesta. Si.

Todavía había tiempo, me comentaba Dafna cuando salimos a caminar una tarde con su amiga “colo”. Estábamos por la calle Florida y preguntaron en una cartelera. Al terminar el día Dafna prometió que averiguaría y conseguiría los boletos.
Estaba quedándome dormida, cuando mi abuelita me avisa que Dafna estaba en el teléfono. “ ya esta July, encontré boletos, estaremos adelante, lleva tu cámara, me escuchas boluda?”. Lo único que supe fue reír, me causaba mucha risa que ya hablara como argentina.

Luego de visitar a Ricardo, el esposo de mi abuelita, en el hospital Álvarez, después de que toda la sala donde estaba internado el se enterar que iría al teatro, el reloj marcaba las 6 y 30 de la tarde, hora de irme con todos los buenos deseos de la sala, de simplemente; divertirme.

Un día generoso, el viernes 19 de Enero, a las 7 y 30 de la noche ya estaba con Dafna tomando el ascensor de bajada, para irnos al teatro Opera con su tía y su mama en el carro de su tío.

Siempre me gusta ir al lado de la ventana, a parte de eso, Buenos Aires te atrapa por cualquier lado, no me canso de observarla y tomarle fotos, aunque pase por el mismo lugar, siempre hay algo nuevo. Bajamos una cuadra antes del teatro, y esto fue por equivocación del tío de Dafna, pero no fue mala idea, si de día esta ciudad te da mucho, de noche y al caminar te da más.

El teatro Opera, allí estaba, con mucha gente ansiosa. Era imperdonable dejar pasar el diseño y arquitectura, las luces admirablemente ubicadas le daban ese toque de distinción de todo lugar que encierra arte.

Drácula, la novela tuvo su primera adaptación en 1931 dirigida por Hamilton Deane, luego John Badham, la dirigió en 1979. Asimismo en la Argentina, fueron Pepe Cibrian y Angel Malher quienes basaron “Drácula” en “Drácula, el musical” en 1991, tal como lo viene haciendo este año y con la participación de Juan Rodó.
Esta obra, como en años anteriores ha sido aclamada, no solo por la dirección general y musical sino por la puesta en escena, vestuario y actuación.

viernes, 23 de febrero de 2007

trabajo de Amalia


1/9 Primer relato de las 9 mujeres de los sábados.
La cronista, Amalia. El caso, el registro de conducir de su madre. La dificultad, encontrar la forma de enfrentarse a las restricciones de un relato autobiográfico no directo.
La fotografía es exacta. Tiene todos los detalles a la vista, y en la medida que se puede saltar al vacío con la imaginación, tiene muchos otros.
Escribir es una propuesta invertida. Hay que armar la foto de una manera precisa. Nada puede darse por hecho, es como un cuento para colorear antes de entregarlo a las plastipinturitas.
El desafío es transformar la historia en una nueva historia. Trabajaremos para que no pierda la consistencia de lo autobiográfico y a la vez que se construya como un relato personal.

De ahora en adelante, la primera persona es Elena.
El resto de los personajes,
Una madre
Un abuelo
Una historia
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1281, la madre.


Dice Elena que en la radio informaron que en el mes de diciembre de 2006, se habían entregado en la ciudad de La Plata 1.280 registros de conducir.
(No averigüó la edad promedio en la que se saca mayoritariamente el registro).
El examen consta de dos partes:
Una teórica que hace hincapié en la reglamentación y condiciones básicas para circular, como por ejemplo: documentación reglamentaria, elementos indispensables que debe portar el automóvil, señalización (preventiva, reglamentaria e informativa) y maniobras básicas, y una parte práctica que consta en un estacionamiento lateral en dos maniobras y el otro a noventa grados (casi perpendicular al cordón), y una vuelta conduciendo por un predio que la Dirección de tránsito destina a este fin.

1281, la madre

Para su mamá, aprobar el examen para el registro de conducir es una asignatura pendiente desde hace muchos años. No se siente capaz de conducir un vehículo y es un sueño en el cual pone su deseo motivada por las clases de manejo.
Sintió que había llegado su hora y no podía dejar pasar más tiempo.
A pesar del miedo que le provoca el las pruebas de estacionamiento y alcance visual, se siente a gusto de poder enfrentarlas.

Las cuestiones prácticas estaban cubiertas con la escuela de manejo; ahora, las teóricas su mamá tenía que estudiarlas en casa, y como ella ya le había ofrecido mi ayuda para el repaso, al mejor estilo detallista de su mamá para con todas sus cosas, la última semana se desató un “repaso-obsesión” de un librito rojo con las normas de tránsito. Al final de la semana, estaba lista y yo podía recitar el librito de memoria de principio a fin e incluso de atrás hacia delante como si fuera un mensaje satánico.

Oferto apoyo escolar para las leyes de tránsito ad-honorem. Elena.

La madre 1281 proviene de una familia que siempre estuvo en contacto con los vehículos y el automovilismo deportivo.
Su padre tenía un taller mecánico. Corría en Turismo Carretera como acompañante, mecánico, y a alguna vez, también como conductor.
Recorrió el país cuando el circuito de Turismo Carretera abarcaba varias provincias, incluyendo la de Mendoza de donde era oriundo (mi mamá también nació en San Rafael y a los 20 años vino a vivir a la ciudad de La Plata). Paradójicamente falleció a los 26 años. Un desperfecto mecánico provocó el corte de la dirección hidráulica del camión que estaba manejando y arrastró por el envión a otro, de carga, estacionado en la banquina. 1281 tenía entonces dos años.

Pese a una búsqueda insistente entre los integrantes de la familia, Elena no consiguió fotos de mi abuelo y el automovilismo.
Apoya la cabeza sobre la mesa y recuerda:

- Un verano encontré, camino a Las Leñas, en un parador del hotel Los Moyes (unos 30 kilómetros antes de llegar a destino) sobre una de las paredes de la sala, fotos enmarcadas sobre las actividades locales (las fincas, viñedos, pistas de sky y carreras de autos) Para mi sorpresa, en una de las fotografías, estaba mi abuelo, acompañante en un auto preparado por él (mi familia me dice que en esa orpotunidad había corrido como acompañante de Bessone, padre del que después fuera un conocido corredor de Turismo Carretera)

El dueño del salón no estaba. Pensó en volver otro día, pero con el tiempo lo siguió postergando.

El jueves 25 de enero de 2007, el día del examen. Ocho en punto de la mañana, con el DNI y la constancia del factor sanguíneo en mano, mamá 1281 salió a las pistas administrativas completando los numerosos formularios, el examen de la vista y la foto digital. En el teórico, treinta y ocho respuestas correctas sobre cuarenta y el estacionamiento salio fenómeno, en dos maniobras y sin percances. Abonada la tasa municipal correspondiente (80 pesos argentinos) a las diez y media y con una alegría fenomenal, estaba en la calle, con el registro en mano y un infaltable comentario de género ¡pero que fea salí en la foto!


jueves, 22 de febrero de 2007

una experiencia

adjunto un primer texto para que podamos compartir. Como tiene el formato de una crónica, me pareció un buen ejemplo sobre los trabajos que estamos realizando


http://www.onlineub.com/revistas_digitales/urbana/numero5/identidad3.htm